La suerte parecería "estar echada" para Gobierno y oposición. El rotundo apoyo popular a la actual gestión deja en claro el camino que transitará el país. Más intervención estatal sobre la actividad privada, estímulo al consumo, dólar barato y mayores controles, los temas protagónicos
Hay una victoria que la Presidenta celebra íntimamente, tanto como su aluvión de votos: la obtención de un cheque en blanco para profundizar el modelo económico.
Tras el 50% de apoyo obtenido en las urnas, el análisis oficial es que se evidenció el "triunfo cultural" de su modelo intervencionista.
Tanto en los días previos a la elección -al hacer referencia a la crisis financiera global- como en la noche triunfal del domingo y, luego, en la conferencia de prensa de este lunes, Cristina Kirchner dejó bien en claro cuál considera que debe ser la interpretación correcta sobre el contundente apoyo electoral recibido.
Para la Presidenta, los argentinos perciben que su política económica fue la que evitó que los coletazos de la crisis en 2009 fueran más graves y provocaran un alto desempleo.
Y que, nuevamente, su opción por incentivar el consumo interno es lo que permite que la Argentina crezca con vigor, a diferencia del sombrío panorama que se vive en Europa.
"El mundo es un gran tembladeral. Y necesitamos una dirigencia que tenga la sapiencia de seguir construyendo los instrumentos que nos han permitido sobrellevar con éxito el desastre de 2008, la crisis de 2009 y hoy estar plantados frente a esta situación", había señalado Cristina, una vez conocido el resultado de los comicios.
Y luego, en la conferencia de este lunes, ante una pregunta sobre su política de endeudamiento, reivindicó el hecho de que "somos un modelo que el mundo está mirando".
¿Qué esperar entonces, en materia económica, para los próximos cuatro años, más que un "cristinismo puro"?
Esto es, un movimiento, potenciado por aquellos dirigentes que fueron elegidos para que tengan "su" lugar en las listas legislativas, habiendo para ello desplazado a buena parte del aparato partidario tradicional y a los históricos dirigentes del PJ.
Así, y tal como señalara la Presidenta, se dará continuación a una política alejada de las viejas recetas, "pensando medidas para cada situación".
Y resultó elocuente su exhortación a los líderes opositores, en el sentido de que escuchen "lo que dice la sociedad a través de las urnas" e instándolos a no seguir discutiendo "sobre las cosas que ya se han resuelto".
En conclusión:
Con un fuerte respaldo electoral.
Con un fortalecimiento interno ante los sindicatos.
Con el poder renovado para alinear a la "tropa conservadora" del peronismo.
Con nuevos legisladores que desplazan a otros históricos.
Con el convencimiento de que la situación global confirma que se tomó el camino correcto.
Lo que viene en adelante es "la profundización del modelo", con la impronta de una nueva dirigencia.
Ahora, lo que resta confirmar, es en cuánto se avanzará, quiénes resultarán fortalecidos y qué sectores perjudicados.
Rentabilidades en la mira
A partir de este nuevo escenario, el primer tema que surge es el temor en algunos sectores que despierta la posibilidad de que el Gobierno busque en el sector privado nuevas "cajas" que sirvan para reforzar los ingresos públicos.
O, para decirlo en las palabras del viceministro Roberto Feletti, "la apropiación de factores de renta importantes".
En un sonado reportaje, en el que reivindicó el calificativo de "populismo" para definir a la orientación económica, Feletti había provocado una onda preocupación entre los empresarios, al afirmar que el Gobierno intentaría establecer si las rentabilidades resultan adecuadas o excesivas en cada rama de actividad.
Así, se determinaría que las rentas indebidas serían aquellas que se apropian de "excedentes rápidos" como ocurre, por ejemplo, cuando hay fluctuaciones bruscas en los precios de las materias primas agrícolas.
Aquellas declaraciones, aunque tibiamente desmentidas por el ministro Boudou, quedaron flotando en el ambiente.
Y abonaron los rumores sobre "una nueva 125", o algún mecanismo regulatorio que implicara, en los hechos, una estatización del comercio agrícola.
¿Habrá llegado la hora de que los dichos de Feletti (primero en la lista de precandidatos a diputados por el oficialismo) se concreten en la práctica? Muchos analistas creen que no hay que descartarlo.
"Es un tema abierto para charlar", señala Eduardo Curia, economista cercano al Gobierno, en alusión a las versiones sobre la creación de un instituto que regule el comercio exterior, inspirado en la vieja Junta Nacional de Granos.
"Lo más probable es un control de exportaciones", admite.
En tanto, Diego Giacomini, economista jefe de la consultora Economía&Regiones, señala que "este es un Gobierno que va a tener políticas intervencionistas cada vez más fuertes. Y no se puede negar que ha sido creativo a la hora de buscar fuentes de financiamiento".
Giacomini destaca que, aun cuando pueda tener acceso al mercado financiero a tasas bajas, el kirchnerismo ha preferido siempre "buscar fuentes alternativas".
"Creo que en este momento no necesita una medida de ese tipo para mantener el modelo, pero no lo descartaría", afirma.
Por su parte, Federico Bragagnolo, analista de la consultora Econviews, opina que el factor decisivo para que pueda darse este escenario será el precio internacional de las commodities.
"Si hubiera una caída de las cotizaciones a nivel internacional, no lo veo como un esquema aplicable", advierte.
Populismo sí, chavismo no
Claro que no sólo el campo es un sector candidato a ser mirado como "objeto de deseo" por los funcionarios que cuidan la "caja" del Gobierno.
De hecho, todos los sectores que puedan estar atravesando un momento de altos márgenes de retorno son pasibles de entrar en el radio del intervencionismo.
En este sentido, Giacomini pone la lupa sobre el sector bancario, que está obteniendo excelentes resultados -gracias al boom del crédito para el consumo- donde las tasas de interés activas son particularmente elevadas.
"Si el sistema financiero gana plata, la posibilidad de que se coloque deuda a través de un bono siempre es un tema que está latente. Es un momento de liquidez bancaria muy alta", observa.
Algo que de momento no parece tener consenso es que el "modelo C" vire hacia una versión "chavista" que pretenda apropiarse de activos.
Más bien, lo que se ve en el horizonte es la posibilidad de que se profundice la línea iniciada este año con la designación de directores estatales en grandes empresas cotizantes en el mercado de capitales.
Para el economista Tomás Bulat, una de las características del intervencionismo oficial consiste en que no hay una línea rectora ideológica, sino que se actúa según las necesidades de cada momento.
"El Gobierno ha mostrado una actitud más bien de reaccionar cuando hay problemas. Y entonces sus intervenciones sobre el sector privado obedecerán a ese criterio pragmático. No va a tener una cuestión ideológica: si tiene margen de negociación, intervendrá", señala Bulat.
Un gasto anticongelante
En cuanto al uso del gasto público como herramienta de política económica, los analistas consideran que estos fondos se reservarán como arma principal, ante cualquier señal de enfriamiento en el crecimiento del pais.
"La actitud del kirchnerismo en cuanto a la economía va a depender mucho de cómo esté la situación internacional. Si se llegara a repetir un escenario recesivo parecido al de 2009, seguro que el Gobierno otra vez va a tomar un rol muy activo, echando mano a recursos fiscales para preservar el nivel de empleo", observa Ricardo Delgado, economista jefe de Analytica.
Para este experto, si el panorama global sigue mostrándose amigable con la Argentina, entonces el gasto público podrá mantenerse en línea con su nivel actual.
"De todas formas, la perspectiva es la de una inflación en baja, por lo que no habría tanta necesidad de un gasto creciendo a una tasa de 30% anual", agrega.
A pesar de que la situación fiscal ya no es desahogada (los economistas dan cuenta de un déficit en términos reales, si no se computan los ingresos extraordinarios recibidos desde la Anses y el Banco Central), la expectativa es que la vocación gastadora del Gobierno se mantenga sin grandes cambios.
"El gasto público está en niveles récords. Y puede seguir creciendo para impulsar la demanda. No hay que esperar que haya grandes cambios en este aspecto", opina Bragagnolo, de Econviews.
Por otra parte, aun cuando hubiera una decisión política por moderar el gasto, resulta difícil un cambio rápido, ya que entre los rubros de mayor tasa de incremento figuran los subsidios a los servicios públicos y los planes de asistencia social.
Estos rubros están aumentando a una tasa de 40% anual, frente a un aumento de 15% en la obra pública.
Y en este punto reside uno de los grandes desafíos para el próximo período de Gobierno: cómo mantener una política de fuerte estímulo a la demanda en un entorno donde ya no sobran los dólares como antes.
Es allí donde ganan fuerza las posibilidades de cierres y controles más intensos sobre las importaciones y sobre el mercado cambiario.
La gran pregunta, claro, es si estas medidas de cierre de la economía serán suficientes como para compensar lo que parece un imparable flujo de salida de dólares del país.
Créditos Hipotecarios, la deuda pendiente
Entre las asignaturas pendientes en las que se espera que el Gobierno retome la iniciativa se encuentra la del crédito hipotecario y el gasto público orientado a la construcción de viviendas.
Es que la ocurrencia de incidentes violentos dejó al desnudo una profunda crisis en esta materia (un tema que, pese a todo, la oposición no logró explotar en las urnas).
"Sin dudas los créditos para la vivienda deberían ser uno de los ejes del nuevo Gobierno, que deberá tomar la iniciativa para dar una solución a los sectores medios y populares que no tienen acceso. Hay recursos fiscales como para poder subsidiar la demanda, que va a ser más efectivo que subsidiar a la oferta", sostiene Delgado, de Analytica.
Hacia la moderación salarial
El tema donde, paradójicamente, hay posibilidades de que el kirchnerismo vaya en la línea que le piden sus críticos es el referido a la inflación. Justamente, el aspecto más polémico de la política económica.
Es que ha habido señales en el sentido de que se buscará una moderación en la indexación salarial, de manera de evitar el efecto inercial de la carrera entre precios e ingresos.
En el ámbito empresarial y sindical se preveía que 2011 no podría ser el año en que este tema fuera planteado, precisamente por las tensiones propias de la campaña electoral.
Pero para la próxima ronda de paritarias se espera una postura oficial proclive a ajustes más bajos que el promedio de 30% verificado este año.
Al respecto, el presidente de la Unión Industrial, José de Mendiguren, interpretó el llamamiento al diálogo que realizó la Presidenta como una situación propicia para integrar un Consejo Económico y Social.
En términos concretos, su llamado a "compatibilizar la inversión y la redistribución para no abortar un proceso de crecimiento" implica, ni más ni menos, que ponerle un coto al incremento de salarios medidos en dólares.
Todo indica que, aunque no figure entre los objetivos declarados en los discursos oficiales, la profundización del modelo seguirá incluyendo al "dólar barato" entre sus componentes esenciales.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
ARGENTINA
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