Y PATEÓ CACEROLAS EN OLIVOS
La patota de Guillermo Moreno despejó la Plaza
Fue el primer funcionario en llegar, cuando estaba tomada por caceroleros agropecuarios y militantes del MST. Pero no llegó solo.
15.06.2008
Patotero. Cumplido el primer objetivo, “El Malo” envió a sus hombres a despejar el cacerolazo que se había organizado frente a la quinta de Olivos. (Télam)
Moreno fue el primer funcionario en llegar a Plaza de Mayo, cuando ese lugar estaba tomado por caceroleros agropecuarios y militantes del MST. Pero no llegó solo. Apareció acompañado de tres colectivos escolares –que estacionaron junto al Ministerio de Economía– en los que viajaba un escuadrón de escoltas integrado por un centenar de personas. El secretario de Comercio los organizó en la arena: “Vos acá. Vos allá, en la fuente. Ustedes en la palmera”.
Los guardianes de Moreno estaban acostumbrados a recibir instrucciones suyas. La mayoría forma parte de la avanzada estadística que controla los números que distribuye mensualmente el INDEC. Cuatro de ellos quedaron expuestos en la TV, junto a Moreno: Rubén Zampino, vestido de verde militar y gorro negro (pertenece a la planta transitoria del organismo), Hernán Brahim, Ulises Valentín (data enter del instituto) y Damián Comas, delegado de UPCN. Junto a ellos también estaba Jorge “Acero” Cali, campeón mundial de kickboxing y empresario del espectáculo. El ejército de Moreno liberó la plaza para que ingresaran Hebe de Bonafini primero, Luis D’Elía después, y por último Néstor Kirchner junto a casi todo el gabinete de Cristina Fernández.
Cumplido el primer objetivo, “El Malo” le asignó a sus guardianes una segunda misión. Envió a sus hombres a despejar el cacerolazo que se había organizado frente a la quinta de Olivos. Llegaron después de las 21 en los mismos colectivos escolares que a la tarde los habían llevado a la Plaza de Mayo. Bajaron con palos. La TV recogió la imagen de Zampino en primera fila. Efectivos de la Policía Bonaerense que custodiaban la zona, se apuraron a frenarlos a unos metros del portón de la residencia. Y con la misma velocidad que los detuvieron, unos segundos después los dejaron pasar. La patota despejó a golpes la manifestación. Cerca de la medianoche, junto a las fuerzas de seguridad, oficiaban de guardianes de la casa presidencial
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